martes, 29 de septiembre de 2009

Josef comienza en la tierra (Parte 13)

A las 8 en punto de la mañana ya Josef hacía rato que estaba en la puerta de la escuela de Ciudad Libertad, así durante días que fueron meses Josef aprendió que el metal no era tan duro como parecía. Que se podía estirar, doblar, recoger, moldear y con un poco de maña fabricar con él la forma que te viniera en gana. Javier el profesor, notó tanto interés en Josef que cuando los alumnos se ponían con el comportamiento típico de la edad centraba todas sus energías en enseñar a la única persona que en ese momento le interesaban realmente sus clases. Así que Josef en unos 4 meses ya sabía construir a mano casi cualquier parte de un carro por complicada que fuera. Al quinto mes, Javier le dijo que ya estaba listo, que solo le faltaba práctica y que eso ahí no podía garantizárselo por la falta de medios. Josef, agradecidísimo salió feliz de que tenía un oficio terrestre y en silencio se burló de aquello desconocido que mandaba en el mar y a los que se metían en él que por un momento le hizo creer que estaría viviendo bajo el agua hasta el fin de sus días. Solo faltaba encontrar trabajo de eso. Los sueños se dispararon cual potente escopeta de aire comprimido de las que usaba para pescar. Quizás podría hablar con una muchacha terrestre, quizás podría vivir un poco mas.
Los días siguientes fueron una mezcla rara de grandes esfuerzos recorriendo todos los talleres que se encontraba a su paso para conseguir el trabajo que finalizaría con su nueva carrera de chapista de carros pero no era fructífera la búsqueda. Con un dinero que le quedaba, le pagó a un amigo para que le permitiera sacar la licencia de conducción lo cual no le fue difícil por el alto grado de aprendizaje que tenía y por las tantas veces que le había robado el carro a su padre desde que tenía unos doce años. Al cabo de un tiempo ya estaba un poco agotado cuando en un taller en playa un sujeto bastante raro pareció tomarlo en serio. De nombre Domingo Fizz y conocido por Fizz, lleno de tatuajes y con una visible y amplia experiencia en cualquier cosa menos en chapistería invita a pasar a Josef a un taller donde habían carros de policía destrozados y canibaleados como si algo del espacio exterior se hubiera estado alimentando de sus piezas. Josef pasa desconfiado y no escucha casi nada. Las imágenes que pasan por su vista están ocupando todo su ser lentamente como diciéndole que este va a ser el sitio donde pase muchas horas de su vida en lo adelante. De momento tiene deseos de echar a correr hacia su mar y seguir haciendo lo que había hecho hasta ahora, que malo que bueno, no quemaba, no hacía tanto ruido, no olía a esa extraña mezcla de grasa, gasolina y plásticos quemados. Fizz seguía balbuceando palabras a su alrededor mostrándole el sitio, Josef intimidado trató de desconectar con tamaña mala impresión y se centró en atender a quien le estaba explicando algo hasta que comenzó a oír de nuevo, sonidos del mundo real.

-Y entonces…. ¿te parece bien Josef?
-¿El que?
-¡Coño! No me has estado oyendo nada, que entras como ayudante de chapista y cuando llegues a un tiempo se te sube la categoría, te pagan 148 pesos pero ya tu sabes que aquí siempre nos buscamos “alguito”

“Alguito” era muy importante en cualquier trabajo, no obstante Josef no averiguó nada extra ya que en principio pensó que este era un sitio de aprendizaje y que cualquier cosa que le pagaran vendría bien, que su beneficio era otro. Fizz no paraba de hablar, cada día hablaba más y Josef en silencio hacía su trabajo que consistía en cortar partes de chapa para hacer los remiendos que le hacían a los carros en ese taller. Era un taller de la policía y los que trabajaban en el eran ex reclusos por regla general. Habían otros personajes que serán dignos de relatos futuros. Pero por el momento Josef estaba caminando con pasos fuertes hacía lo que el pensaba que era un buen cambio de su vida. Cuando se lo comentó a sus padres estos se pusieron visiblemente felices aunque no se explicaban como alguien tan conflictivo y rebelde como Josef había dado un paso hacia lo que relativamente se debía hacer. Pero así fueron las cosas. Josef era chapista ahora.