miércoles, 11 de diciembre de 2013

11 de diciembre

Dentro de un par de horas se extinguirá este 11 de diciembre otra vez por suerte. No me gustan los cumpleaños. A veces lograba escapar de madrugada a pescar a algún sitio aunque no hubiera peces. Nada mejor para mi cumple que olas de mar y un sitio donde el tiempo se vaya con humedad salada. Esta vez, estoy tan afiebrado que no pude moverme. Como siempre los amigos lo intentan, gracias a todos. Pero sigo odiando los cumpleaños. Cumplimos el mismo día mi hermano y yo, por lo que los cumpleaños siempre fueron días de sufrimiento para mis pobres padres que siempre intentaron no dejarlo pasar por alto. Los días antes ya sentía la frustración y los nervios de ellos  intentándolo. Deseé no tener cumpleaños nunca más. Para mi, es otra fiesta delhombre blanco, poner gente a correr, a gastar. Las fiestas se hacen cualquier día y yo he nacido muchas veces. Odio este 11 de diciembre, pero gracias a todos por el esfuerzo y por aguantar mi mala cara de este día.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Boris Larramendi en Cuba por los derechos humanos

El cantante Boris Larramendi se encuentra en La Habana #Cuba y dará el miércoles 11 un concierto en la sede de @estadodesats
En estos momentos las autoridades están tratando de detener a Rodiles, activistas y participantes. La noticia está en desarrollo en:
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1386616632_6270.html

Avance del concierto de Boris Larramendi este 11 de diciembre en Estado de SATS DDHHCUBA2013



Lea más en: desde #Cuba a @EstadodeSats,@ailermaria@liavillares@AGRodiles,@walfridolopez y @PorotraCuba para seguir el evento de #DDHHCuba2013 


viernes, 27 de septiembre de 2013

Memorias (2da Parte)

Para entender esta entrada, habría que leer el principio de esta historia que está en este linkhttp://elyoyin.blogspot.com/2006/11/el-dia-que-me-mori-primera-parte_2.html Si has sido capaz de leerla, entonces entenderás.


"Unos estruendos lejanos comenzaron a oírse. No quería abrir los ojos. No sabía lo que me iba a encontrar ¿y si eran muertos como los de las películas? ¿Y si eran como los del vídeo de Michael Jackson en triller? Pa su madre, no iba a abrir los ojos, pero los estruendos se iban acercando y me daban cada vez más miedo. Los estruendos eran infernales, ¿que habré hecho yo mal? ¿esto es el cielo? Vaya mierda de cielo. Los estruendos se convirtieron en explosiones, las explosiones en golpes y los golpes en unos galletazos que me estaban dando para despertarme.El cromangñon me había encontrado y me había sacado a superficie. Me reanimó a base de galletazos en la cara. Me ardía y mi primera reacción fue abrir un ojo. Todos respiraron aliviados. Me esperaba una bronca del papa por tamaña irresponsabilidad, pero este no me dijo nada, estaba acostumbrado a este tipo de percances y a veces con desenlaces peores, al contrario. Me dio la bienvenida a los vivos y me dio 500 pesos. De ellos pagué cincuenta por coger un carro de alquiler desde cabañas hasta la puerta de mi casa. La escopeta nunca la recogí. La di por vendida. Por supuesto que no conté nada de esto y al cabo de muchos años cuando volví a Cabañas, ya estos barcos habían desaparecido, hechos chatarra"

 El carro de alquiler desde luego que no me dejó en mi casa nada. Ningún carro ANCHAR te dejaba en tu casa, tenían rutas predeterminadas y este llegaba hasta el Lido después de hacer paradas por La Herradura, El Mariel, Santa Fé, Jaimanitas y subirse por una bella avenida hasta la terminal del Lido. La escopeta y los equipos de buceo los dejé abandonados porque no sabía que tenía escopetas ni equipos de buceo, el hecho es, que no sabía que tenia nada más que lo que llevaba puesto y unas chancletas que por mas que leía la marca zico no me recordaba que fueran mías. Ese era el problema, no me recordaba nada, ¿porque estaba ahí? de donde venía, ni hacia donde tenía que ir. La memoria se me había borrado de una manera rara e incomoda porque  recordaba unas cosas si y otras no. Sabía como me llamaba, sabía que estaba lejos de mi casa y sabía que algo había salido mal en una inmersión pesquera de las mías. Inmediatamente me puse alerta al no saber donde era que vivía y me preguntaba si iba en el camino correcto. El carro iba atestado de personas apretadas y yo con un gran resacón cerebral. Mirando todo por la ventana, tratando de recordar algo, viendo las señales. En cada parada, en cada entronque, al entrar en la ciudad miraba a cada una de las personas que estaban esperando algo. Soñaba con encontrar a mi mamá esperándome. Como cuando las guaguas de las escuelas al campo venían y yo buscaba entre los padres. Buscaba y buscaba pero nadie me era conocido. A pesar de todo el daño cerebral que hubiera podido tener por la falta de oxigeno, el sentido del humor no había muerto. Sonreí al imaginarme a mi mismo preguntando en las paradas si alguna de esas personas era mi madre. Estuve a punto de pagar y bajarme donde mas personas vi pero seguía. Era tan agradable ese viaje. 
La maquinaria de preocupaciones también había muerto junto a la de orientación y memoria. No se si iba al sur, al este, no lo se, no lo se aun. La gente hablaba dentro del carro como unas cotorras y solo oía murmullos, me entró un sueño increíble pero tenia miedo reconocer algo y no darme cuenta, así que hice todo lo posible por no dormirme y me aferre a la ventanilla del carro como un desesperado naufrago habiendo perdido el pobre barco de sus recuerdos. Caí en cuenta. Lo último que había visto, había sido yo metido en una habitación del camarote de un barco hundido y sin salida. Una linterna cayendo suavemente y levantando el polvo sedimentario del piso al rebotar en cámara lenta y mis pensamientos sobre Nelda, ¡coño! ¡Nelda Perdomo! ya tenía algo, pero seguía sin saber donde estaba, eso si, vinieron sus ojos verdes otra vez y su piel tan oscura. 


Carreteras y mas carreteras. Gente vendiendo cosas, Josef tenía el dinero apretado en la mano, nada más. Ni cartera, ni carnet, aunque si los hubiera tenido tampoco hubiera atinado a mirarlos. El mundo nuevo era muy curioso, la gente era curiosa, el comportamiento, las miradas. Josef estaba descubriendo un mundo nuevo. Todo lo que se borra y vuelve, es nuevo. 
El carro llegó a la terminal del LIDO, a duras penas lo hicieron bajarse de el. El chofer tuvo que convencerlo de que ahora haría el mismo trayecto en dirección contraria.
Josef pasó varios días en el LIDO. No reconocía nada pero tampoco sentía la necesidad de llegar a ningún sitio. Al tercer día le embargó una tristeza tremenda. ¿Y si no tenía nada? ¿Y si no tenía familia? ¿Y si ese duro banco donde dormía por las noches entre otras personas que no tenían nada era todo en su vida? Pero recordaba a Nelda, nadie que tuviera en un banco como ese por hogar iba a tener algo tan bello como Nelda en sus desastrosos recuerdos. A menudo metía la cabeza debajo de una pila a ver si corriéndole el agua fresca le venían mas ideas. Estaba estancado. El mundo había sido lindo, entretenido y curioso los dos primeros días pero ya cansaba lo mismo. los chóferes preguntándole para donde iba a adonde quería ir. El agua de la pila, los panes con guayaba y queso, el mal olor a excrementos de todos los animales que trasegaban en esta terminal, puercos, pollos, carneros, algunos lastimosamente vivos que daban una tristeza terrible al imaginar su corto futuro. Vio policías pidiendo carnet, cosa que el no tenía, como no tenia nada que cuidar que no fuera su dinero metido en un pequeño bolsillo del short anaranjado que llevaba, arrancó con paso apurado calle abajo, siempre tratando de no alejarse de las avenidas. Algunos instintos le quedaban por suerte como el de siempre huirle a la policía. Pasó un carro con un chófer gritando ¡¡VEDADO VEDADOOO!! La palabra encendió resortes en la desmadejada cabeza de Josef, ¡Ese Vedado! ahí hay algo, se que ahí hay algo y se montó en el carro que también quería salir rápido de los predios del Lido ante el acoso de la policía a chóferes y transeúntes. 

Recuerdo una calle con muchos árboles, árboles que apenas dejan pasar la luz del sol, árboles que se cierran sobre la calle y en sus raíces colgantes se cuelgan los muchachos a balancearse y jugar a los piratas. recuerdo.. recuerdos. 

-¿Donde es el Vedado? Preguntó al incrédulo chófer que lo miró de mala forma con el rabillo del ojo. 
- ¿Tienes pa pagarme?- Josef sacó 10 pesos de su estrujado bulto de billetes y se los dio al chófer. -No suelo cobrarle a la gente antes, pero tu estas un poco raro ¡¡Con perdón!! no te me ponga bravo.

-Es que vienes mirando por la ventana como si fuera la primera vez que vienes a La Habana, sabes, en La Habana nadie mira para arriba, esta ciudad tiene encantos arriba, abajo, pa tos laos. Pero la gente solo mira pa la calle a ver que se encuentra, nadie mira los techos, los dinteles, los capiteles..... ¿Sabes que significan esas palabras verdad? 
-¿Falta mucho para el Vedado?.... 
-No, ahí mismo, en cuanto crucemos el túnel. 

La sensación de caída cuando el carro brincó el comienzo del túnel asustó un poco a Josef, la oscuridad no le daba gracia, recordaba un entorno oscuro en el que dijo adiós a todo. Se había resignado y hasta lo había aceptado de buen grado. Era un buen momento para irse, la vida no era gran cosa y no tenía aspiraciones. Le daba igual tanto como ahora. Solo que esa linterna cayendo con sus pilas fallando, eran como la luz que literalmente se iba, se iba tanto como su vida. recordó al cromagñon dándole golpes por la cara para despertarlo, hizo una mueca de asco. Tan rápido como el carro bajó comenzó a subir, el sol hirió las pupilas de Josef, el chófer comenzó con su desagradable voz de nuevo. 
-Ya este es el Vedado, ¿donde te dejo? 
- Aquí mismo en cuanto puedas - ¿Para que seguir alejándome...o acercándome? Si no se ni donde estoy, pensó Josef de manera lógica. El Vedado le seguía sonando muy fuerte, quizás al ver algo recordaría su sitio, siguió mirando a ver si veía a su mamá. - Aquí mismo- Se bajó en un sitio con un gran muro azul y muchas paradas de guaguas, pero el sol pegaba de lleno y no había techos ni bancos, ni pila de agua, ni donde refugiarse. Se asustó de haber dado un paso, quizás había sido un paso en falso, quizás no debió moverse de donde al menos tenía el mínimo refugio, pero la policía. .. No sabía porqué pero debía huirle siempre a la policía, recordaba que eso había sido su misión por mucho tiempo aunque no le venía a la cabeza haber hecho algo como para eso. Pero había que huirle. Nada le era familiar en Línea y 18 donde estaba parado ahora, a la salida del túnel, había un ruido horrible de una fábrica -Este no es mi sitio- pensó -Tanto churre, olor a pintura, polvo, ruido, guaguas, gente- Cruzó la calle, sin embargo, el Vedado seguía sonándole como si estuviera dentro de una campaña, al frente había una cafetería y mas calma. Se tomó un helado y vio unos muchachos con patas de rana en una jaba, se dirigió hacia ellos con el helado en la mano aun. 
- ¿Donde está el mar aquí? 
-Allí- Señaló uno de los muchachos con mucho desgano y mirando a Josef de arriba a abajo de manera inquisitoria. Josef tiró el helado y corrió porque le daba el olor a mar, en cuanto avanzó unos escasos metros en su carrera divisó lo que sería un muro, era una calle demasiado ancha y peligrosa la que había que atravesar, los carros no dejaban de pasar a toda velocidad y Josef estaba desesperado por ver el mar ahí, en esa parte, tenía buenas sensaciones. 
Como pudo entre insultos y frenazos cruzó, de un salto superó el muro y bajó a un escalón que tiene el muro pegado al mar, la marea estaba alta y había un poco de oleaje por lo que se le mojaron los pies. Miró el fondo, reconocía esas piedras, esas formas, cada pez. Esa vida de vida pujando por salir adelante, comiéndose entre si, empujándose, desplazándose, cuanta vida y colores. 
-Quizás es mejor no tener una familia - Pensó- Quizás su vida sería ahí, en esas costas tan conocidas y trilladas por sus escasos recuerdos, recordaba sí, haber dormido en ese mar un montón de veces, el dolor del frío de la madrugada en ese muro sobre sus costillas adormecidas. Había dormido en ese muro con olor a ron seco y carnada y recordaba una hilera de luces muy organizadas. Trepó al muro de nuevo, se fijó que en efecto, la acera estaba llena de luces ahora apagadas por ser de día. Si, este es el sitio, -¡este es el Vedado! -gritó en sus pensamientos tan escasos como la poca edad de su memoria. A su izquierda quedaba una fortaleza de piedra llamada la chorrera, no era la gran cosa, pero si hubiera estado en algo importante en su mente quizás no pasara tan desapercibida. Mas al sur había un río que desembocaba. Un río apestoso y de aguas verdes y sucias, sin embargo ese olor comenzó a ser agradecido, ese olor era de casa y esa casa tan linda que decía 1830, Esa era su casa, ¡que casa más linda! ¡ya todo estaba salvado! había llegado a casa, corrió todo lo que pudo, llegó a la puerta y se revisó, no tenía llaves ni nada pero esa era su casa ¡claro! ¡El 1830! recordaba cada habitación, el olor de la cocina, pero la gente de sus recuerdos seguía sin tener rostros, excepto su madre, pero por desgracia no asociaba a ver a su madre y a él juntos dentro del 1830. Tocó la puerta de cristal repetidas veces, abrió un señor vestido de etiqueta ¿Quien coño se viste de etiqueta con el calor que hace en Cuba! intentó entrar a toda velocidad y el señor de etiqueta se lo impidió. 
-¿Que quieres? ¡No puedes entrar así!
- ¡Esta es mi casa! 
-¡Que casa ni que carajo muchacho, sale pa fuera! - 
El señor del frac agarró a Josef tan fuerte por la muñeca que apenas podía moverse, sin mucho esfuerzo lo sacó los escasos pasos que había dado dentro del recinto, de todas maneras Josef vio lámparas de cristal, muchas mesas con manteles y algunos comensales, aquello era un restauran, no era la casa de nadie pero ¿Como equivocarse con algo así? 
- ¿Aquí no había un mono? 
- Si, allá atrás, en la isla japonesa pero no puedes pasar. - dijo el del frac suavizando la presa que tenía en su mano que ya le tenía dormido el brazo a Josef
- Si te veo otra vez te llamo la policía. Eso bastó, policía y alejarse del lugar era un acto reflejo. No sabía porque debía huirle pero siempre le huye, algo le dice que debe alejarse. 
 Río adentro las cosas le parecían mas familiares, había una casita azul a la orilla del río sobre pilotes ¡Esa si podría ser su casa! ah en la orilla de un río, si, su vida era un bello sueño donde cada hallazgo era mejor que el anterior. -Esa si es mi casa- pensó, pero al acercarse vio un busto de alguien, una bandera y una guardia. -No, esto es algo militar- siguió mirando y las cosas le parecían cada vez más terriblemente conocidas, aunque seguía desubicado por completo, pero ese río, esos botes y siguió hasta que se dio cuenta que estaba por encima del túnel que antes había pasado. La zanja con las vigas atravesadas, eso si pertenecía a su casa, estaba seguro. Recordó las palabras del elocuente y solitario taxista. -Es que vienes mirando por la ventana como si fuera la primera vez que vienes a La Habana, sabes, en La Habana nadie mira para arriba, esta ciudad tiene encantos arriba, abajo, pa tos laos. Pero la gente solo mira pa la calle a ver que se encuentra, nadie mira los techos, los dinteles, los capiteles..... ¿Sabes que significan esas palabras verdad? Josef miró hacia arriba, en uno de los edificios a su alrededor que no le decían nada vio en el tanque de agua pintado una tabla de surf, mas abajo su nombre. Miró a todo lados para ubicarse ¿Como se llega ahí? se preguntaba desesperadamente, esa si tenía que ser su casa no? si no ¿porque decía su nombre y su gran pasión? 

En el minuto 02:29 de este vídeo sale un elemento de esta historia (El tanque con una tabla de windsurf)
Corrí lo mas que pude, ese tenía que ser mi barrio y se entraba por un pasillo. El barrio estaba silencioso y tranquilo a esa hora de la tarde pero esa calle, especificamente esa calle, estaba llena de gente, gente que vendía, gente que compraba, gente gritando, gente hablando, gente desperdiciando sus memorias y su salud en tonterías sin sentido. Ancianos mirando, perros, gatos, fumigadores protestando, flores, árboles que cerraban la calle por arriba como un túnel y daban una sombra cavernaria. Agua limpia corriendo por un sitio, agua sucia y jabonosa corriendo por otro, olor a olla de presión con chícharos, olor a luz brillante. Ruidos, olores, gente, gente que gritó mi nombre llamándome y yo supe esquivar disciplinadamente. No me atrevía a entrar en lo que supuestamente fuera mi casa ¿Que me iba a encontrar? Recordaba a mi madre y otras vagas imágenes. ¿Y si salía un señor de etiqueta otra vez y me decía que esa tampoco era mi casa? Me senté en la escalera por horas. La escalera estaba fría y se sentía un olor a humedad agradable de una cisterna que había justo al lado debajo de los escalones. Olor de cueva, olor de frijoles, olor a ron, olor a cable eléctrico, olor a moho de pared, olor a óxido del pasamanos, tantos olores. Salió una mujer pero tenía los ojos negros así que no era Nelda. Me gritó de alegría, me preguntó como me fue en el campismo y le avisó a mi mamá que ya había llegado, mi mamá como si nada, abrió la puerta y me mandó a comer. Mas tarde me preguntó como la pasé en el campismo. Recordé que era lo que le decía cada vez que me iba a una de mis extrañas pesquerías para que no se preocupara. Me relajé al ver que no habría conflictos ni mas preguntas. Dormí toda la tarde y la noche. Al otro día estaba lleno de recuerdos que no sabía si habían pasado o no, cosas raras, luces, muertes, colores y un mundo que solo puede existir en una mente destrozada o enferma. Malditos sueños. Hoy es otro día. Me robo mi propio pan y me voy a la calle. Tengo tanto que aprender, tanto que recordar. Voy a conseguir una cámara de vídeo cueste lo que cueste para grabar todo a partir de ahora. Esto no puede pasarme otra vez. ¿Y si se me borra la memoria de nuevo? Quiero al menos ver imágenes. Mi vida tuvo cosas buenas también. Voy a filmarlo todo. Tengo que ver a Nelda, contarle todo esto que me ha pasado y que ella sepa que regresé por ella, que ella me dio el inicio de toda la recuperación de mis recuerdos. Y que si algo bueno tiene haber vuelto, ha sido ella.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Reemigrando.

No quisiera hacer comparaciones, pero como dicen a veces "Thats Gonna Hurt " y para salir de esto hago unas comparaciones y ya...

y ya.

 Como cuando de niño te decían - ¡Es solo una inyección y ya! ¡Y Ya!...........

 ¡Los cojones! y perdón por el vocabulario. 

 En USA todo lo que está prohibido está claramente escrito y advertido. Puedes hacer todo lo que no esté prohibido por escrito. En España, nada está escrito, todo está prohibido, menos para los que prohíben. Todo lo que hagas, será cobrado, penado, censurado, limitado y castigado a no ser que seas "El prohibidor". 
 En USA uno intenta algo, quiebra, se va a la ruina, abandona y te incitan a empezar otra vez. En España al dueño de un restauran le cobran un impuesto por encender la tele y poner los canales públicos.

 Cuando llegué a España, al tercer día me dije - Este no es mi sitio, no me voy a adaptar y el peor indicativo, nunca encendí mi cámara de vídeo para hacer mis vídeos "raros" que me encantan. 12 años de cámara apagada. Cuando llegué a USA sentí - Aquí puedo hacer algo, hay posibilidades, terminaré hundido en reveses, pero esta sensación de que puedo hacer algo no se paga con nada. Aquí hay algo mío o para mi. 
 Nada más salir de España sentí que iba en buen camino, no tuve esa sensación al salir de Cuba hacia España. En 12 años en España nunca logré despegarme bien de Cuba, esa Cuba que no me quiere, peligrosa y agresiva. Esa Cuba donde no se puede vivir honradamente del trabajo y creatividad. Donde ser honesto es pasaje seguro a la neuritis óptica y el escorbuto. 
 En 13 minutos en Miami me di cuenta que los cubanos que dicen, Miami es como Cuba, están equivocados de cabo a rabo. Miami no es como Cuba. Miami es Cuba. Miami es lo que nos contaban nuestros abuelos, lo que soñaban nuestros padres. Un sitio lleno de defectos pero donde la gente trabaja y se paga sus cuentas de su trabajo.
 En Miami está la comida cubana, las frutas cubanas, la creatividad cubana, el humor cubano, la libertad cubana. En Cuba, no queda nada de eso. Cuba (La isla) es un rastrojo de feudo desvencijado que por mas que se esfuercen los mulas en llevar ropas chinas para allá, sigue siendo una isla de harapos rellenos de doble moral, eso no es Cuba ni es nada. Es el patio de una prisión donde sale la gente de vez en cuando a coger sol. Y lo mejor. Encendí mi cámara de nuevo. Para hacer mis vídeos raros. 
Un día contaré porque los hago, de que van, porque son así y que quieren decir. A los amigos buenos que tengo en muchas partes de mundo.... no se explicar si estos son solo buenas impresiones o si vienen cosas buenas. Solo se que encendí mi cámara otra vez. Es más, la encendí con tan solo salir de España, la encendí desde Canadá.

 
Reemigrando por marestered

jueves, 18 de julio de 2013

Habana del Mar (Josef pescador Capitulo 190)


- ¿Siempre pescas aquí?
- No. Solía pescar ballenas en Alaska.
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- Perdóname, tengo que tirar una cosa al agua.
- Tírala.
- Es un bulto, quizás te espante los pescados.
- No hay pescados, habrá peces pero pescados no hay.
- Bueno, te espantará los peces.
- ¿Tiene platanitos?
- ¿El que?
- Tu bulto…
- Mmm… no sé. Lo hizo mi mamá. Es para que nos podamos ir a Miami pronto.
- ¿Me dejas que lo mire?
- ¿El qué?
- El bulto.
- No se debe.
- Bueno está bien tíralo.
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-Bueno ábrelo.
-A ver.
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- Si, tiene una mano de platanitos.
- No te los comas todos.
- No, solo dos o tres. Están maduritos y ricos ¿Quieres?
- ¿No se debe verdad?
- Están ricos, es lo que como siempre. A veces las buenas brujerías traen naranjas, marquesitas, masarreales. Si las cojo antes que las tiren al agua me doy banquete, si no, solo cojo los platanitos. Siempre están maduritos.
- Voy a coger uno… pero ¿y si no funciona?
- ¿El qué?
- La brujería, nos tenemos que ir pa Miami, mi papá se fue con mi hermano mayor, solo quedamos yo y mi mamá.
- ¿Como te llamas?
- Habana… Habana del mar.
- Conozco una niña que se llama África, otra se llama Luanda.
- Debe ser por la guerra, la gente le pone nombres a sus niños por lo que vive ¿Cómo te llamas tú?
- Josef.
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- ¿Tu familia no se va pa Miami?
- Yo no soy gusano, dice mi mamá que los que se van pa Miami son los gusanos.
- Yo no soy gusana porque yo me voy en avión
- Ah bueno.
- Ya tírala.
-¿El qué?
- La brujería, ya me comí los platanitos.
- ¿Tu sabes si hay que decir algo antes de tirarla?
- No se, ¿como voy a saberlo?
- Como dices que siempre te comes los platanitos, a lo mejor ves mucha gente que las tira.
- Pero hablan muy bajito, yo se que los magos dicen abra cadabra.
- Entonces voy a decir abra cadabra.
- Espérate, si la tiramos entre los dos y lo decimos entre los dos quizás tenga mas fuerza.
¡A la una! ¡A las dos! Y a ¡A las tres ABRA CADABRA!
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- No se hunde.
- No, se va navegando, a lo mejor llega a Miami.
- ¿Dónde está Miami?
- Pallá.
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- ¿Me puedo quedar un rato contigo?
- Si ¿En que grado estás?
- Estaba en sexto pero la maestra me botó.
- ¿Por qué?
- Dijo que mi mamá era una gusana y que debían fusilarnos a todos.
- Yo estaba en sexto, pero no voy a ir mas a la escuela, voy a ser pescador.
- ¿Por qué?
- Porque me aburro.
- Ah.
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- ¿Podemos pescar juntos?
- Las mujeres no saben pescar
- Yo vi en un libro que las indias pescaban.
- Bueno si.
- Es que yo no quiero irme a Miami… y si me quedo contigo y pescamos, podemos conseguir comida hasta que seamos grandes y podamos trabajar. Yo se dormir en la calle, en los parques, yo se dormir donde quiera.
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¿Por qué lloras?
- Yo no estoy llorando...    ¡Vete pa tu casa!
- ¿Pero?
-¡AHORA!
- ¿Puedo verte mañana? ¿Pescas aquí siempre? Te traigo platanitos si quieres, me los robo del puesto.
- Está bien, mañana… ¡Pero duerme en tu casa!
- Hasta mañana.
- Hasta mañana Habana.


miércoles, 17 de julio de 2013

Repeat after me.

 Decía una y otra vez aquella maestra de ingles de mi tercer 9º grado. 
Repeat after me. 
Hector and his sister Nancy went to the beach with their father. 

Quizás es lo único que se me grabó de aquel 9º y seguro estará mal escrito.
  

El primero de tres lo había suspendido toda la escuela. Los niños de la revolución habían soltado en un congreso pioneril por órdenes de arriba que todos los maestros hacían fraude. Suspendimos todos, todos con menos de 70 que ya era suficiente para no pasar de grado. Pero mis padres venían de una familia que se mantenía con 256 pesos al mes. Pasaron quienes les hicieron buenos regalos a los profesores que ya no hacían fraude, ya te daban el aprobado por bienes o dineros directamente. Conozco de buena tinta quien falsificó el certificado de notas para no perderse las vacaciones. Yo lo eché a suerte. Ni miré las notas, no usaba esta frase pero mi pensamiento era del estilo de: Que sea lo que dios quiera. Tampoco creía en dios, ni ahora tampoco. Quizás por eso sigo repitiendo. 


 El segundo 9º fue mas lindo, mas intenso. Ya yo era un poco mayor y vinieron caras nuevas. Comencé a pensar en el amor sin leer a Henrik Brukner. Cuantas aventuras, romances, persecuciones. Que emoción pasar por casualidad por delante de la casa de la persona que me gustaba 100 veces al día. 100 casualidades y 100 posibilidades de encontrármela por casualidad. Por lo general la encontraba con su novio. Va por ti Laura, dios en el que no creo sabe cuantos zapatos gasté pasando por tu casa cerrada a cal y canto. ¿Quien coño tenía aire acondicionado en esa época? ¡Tú! y por eso tu casa siempre estaba cerrada, acristalada ¿Quién tenía cristales sanos en su casa? ¡Tú!  ¡cristales verdes con bolitas de esos que no se ve una mierda padentro! ¡100 veces cada día Laura! o quizás menos. Para nada. Un día te apareciste en mi casa, tocaste la puerta. Habías huido de tus padres por una bronca de esas raras que yo no sabía si era por fumar cigarros de lo que fuera. Me hiciste llamarles y decirles que yo era tu novio. Fue bonito ser tu novio virtual por unas horas hasta que te recogieron en ese alfa romeo del 76 de 1750 centímetros cúbicos color vino y ver a tu padre en cámara lenta amenazándome de cualquier cosa que me importaba un comino. Me diste un beso en la cara antes de que te cerraran la puerta del carro. No te vi más nunca. Al cabo de los meses tu casa estaba vacía, y yo seguía pasando por ahí. Para nada. 


 Repeat after me.

 Horas y horas pasaba parado en el puente de hierro. Hasta que viera un pez saltar. Me cogía tarde a todos los sitios porque tenía mi propia superstición. Si veía un pez saltar es que el día iba a ser bueno. En la mañana, entre los botes que llegaban de estar toda la noche pescando los veía saltar. Esas eran mis monedas, peces que saltaban. Un pez, otro pez. Que días mas lindos vinieron, mientras mas peces saltaran mas lindo era el día. 


En ese tercer 9º grado ya estaba cansado. Habían hecho la famosa mundial pero era pedirle peras al olmo. Lo que me habían hecho, ese año que había perdido miserablemente de mi vida no lo perdoné jamás. Habían bajado la puntuación mínima a 60 pero ni así moví un dedo, no abrí un libro. Daba dos turnos al día y después tenía la incalculable felicidad de mataperrear por ahí para no llegar a mi casa antes de hora. Ya no estaba solo, había más mataperros que me apoyaban en mi causa. El carabela, Haydee, Angel Mederos que estaba tan enamorado de Haydee como yo hasta que se fue con el profe de educación física y tuvo hasta hijos. Por suerte nunca le dije nada. Era una persona tan valiosa, que era mejor no perderla con tonterías amorosas de niños. Un día se lo diré. Pero ella, dentro de ella, era mucho más mayor que nosotros. Tremenda Haydee. Es la única persona de quien me haya enamorado y no se ha enterado, las demás sufrieron y se divirtieron de lo lindo con mis ridiculeces de todas las ramas posibles. Pero a Haydee no le dije ni pío. 

 El cuarto 9º fue en una escuela taller. Aburrida. Llena de corta cortas. Gente saturada de conflictos por todas las vías posibles. Un profesor nos rogó que termináramos el 9º me centré un poquito y lo terminé. Fin de la historia. Como era solo un semestre esos 8 meses de vacaciones prometían mucho. Lindas vacaciones pasando por casualidad 100 veces por casa de Haydee a ver si por casualidad la veía. La vi. La vi varias veces pero como de costumbre no tenía nada que decir. Un saludo y a seguir camino. Maldito nudo en la garganta. Repeat alter me. Hector, and his sister Nancy……………… 

sábado, 6 de julio de 2013

El Niágara en bicleta

¿Conoces la ley de Murphy? La carretera no podía estar mejor. Soleada, tranquila. Un viaje con excelentes amigos. Como sabemos un viaje sin retorno, como suelen ser los viajes de los emigrantes. Rumbo a la línea que pusieron los hombres en lo que creó la naturaleza. Esta vez en un gran fenómeno geográfico. El Niágara. Todas las sensaciones que cuente van a ser pocas y pobres. Hay veces, muchas veces que el lenguaje se queda tan atrasado e inútil como la inteligencia humana. Las sensaciones de cambiar la tierra bajo los pies, de volver a emigrar, de comenzar de nuevo. La frase (Ya estoy demasiado viejo para esto) dando golpes en la cabeza todo el tiempo, pero puta ley de Murphy. En este camino he conocido gente tan buena. Las preocupaciones se han disuelto en risas, recuerdos y sobre todo en un amor repentino e inesperado. En este viaje me ha pasado de todo, como siempre, viajo solo. Es uno de mis sueños mas preciados algún día en mi vida hacer un viaje con alguien querido pero los aviones solo me conocen a mi. Ya será algún día, como todo. Hasta que llegué al Niágara. ¿Recuerdas ese invento de las abuelas para sacar las muelas? Eso de amarrártela en algún sitio con un hilito. Sabías que si te movías te arrancabas la muela. En Montreal me amarraron ese hilito. Allí encontré a Is, con quien no paro de reírme, ser quien soy, hablar de todo y querernos más aun. No pensé volver a pensar cosas como quiero esta persona para mí, y para siempre. Cosas así que uno piensa que ya no suceden y son cuentos de películas sensibleras de domingos. Y ahí estaba, yendo al Niágara, pero queriendo volver. Todo lo que me hizo irme de Madrid, El frío, la falta de trabajo, el aislamiento, era peor en Canadá, sumado al idioma francés ese que para decir 80 sacan una cuenta. Dicen cuatro veces 20 para decir 80. Le ronca. No hay derecho, pero no me importa. César dijo; Te veo paleando nieve a menos 40 grados y no se equivocaba. Lo hubiera hecho. Y ahí mi viaje al Niágara. Arranqué de nuevo pero sin ímpetu de emigrante, esa adrenalina que te hace correr como un potro salvaje o caminar con mochilas sin sentir su peso. Esperando que de un momento a otro se tensara ese hilito y me arrancara con alevosía esa muela de la felicidad temporal e infinita que encontré en Montreal. Todo el viaje queriendo volver, todo el viaje esperando ese dolor. El dolor si lo esperas, es menos. Pero no, recibí esa llamada de Is, ella decía que venía también al sur, también iba a cruzar frontera y el hilito se destensó. No se cuando nos volveremos a ver. Lo que juega con nosotros lo hace bien, se divierte y le da emoción. Tantos años perdidos, debí encontrarte antes. Heme aquí rumbo al Niágara queriendo volver. Triste porque extraño mi nueva familia, a las tres, Is y sus dos niñas y Murphy, quien me había dejado muchos años tirados en España sin ánimos de nada, ahora que me voy, me lo consigue todo, y ni siquiera en el principio o en el final del viaje. En el principio para quedarme o en el final para ser completamente feliz. En la mitad del viaje Murphy, eres tan hijodeputa como Ruffinni el de las matemáticas. Bien por ti Murphy, bien por tí. Pero yo voy a mí que me salgo con la mía ¿Quieres apostar?


viernes, 21 de junio de 2013

Lo mejor puede estar por llegar.

Los amores de Josef no eran nada graciosos. Ni fáciles. De pequeño vio una película japonesa llamada la sirenita. En el cine lloró a lágrimas vivas lo cruel del mundo ficticio donde acaecía. Una sirena que daba su voz a cambio de ser una mujer para subir a la tierra donde había un príncipe que nunca le hacía caso. Una bruja que se aprovechaba de eso y tendía horribles trampas y oscuros hechizos hizo a Josef sentir todo el odio que se puede sentir con escasos 6 años. Llanto y más llanto. Y esa sensación de encontrar y perder a alguien por quien daría la vida. ¡Estúpido príncipe! No se daba cuenta.

 La madre de Josef perdió las esperanzas de que entendiera que solo era un dibujo animado. Josef no cejaba, miraba el mar cada día hasta que muchos años después comprendió que solo era una historia animada que alguien había pintado en celuloide. Hasta ese entonces lloró en silencio cada noche no tener a la sirenita para poder dar todo por ella. Cuando se vino a dar cuenta ya estaba en el mar, sumergido, pescando desde antes de que amaneciera hasta que caía la tarde de cada día. No reparó en el día en que olvidó la sirenita, tampoco perdió la esperanza de ver su dulce cabellera rubia nadando por debajo de el en una de sus interminables pesquerías.

El mundo iba cambiando, ya no eran tiempos de sirenas.

Josef intentó hacerse a la tierra. Trató de hacerse a la tierra en lo que todos sus conocidos se hacían a la mar. La mayoría se perdió en interminables viajes con cámaras de camión o artefactos flotantes inamovibles. A josef no le dolió nada porque creía que morir en el mar era digno, pero ver diezmada su cuadra y su gente fue entristeciéndole sin darse cuenta. Y un día se quedó en la tierra sin más. Sin sirena, sin amor y sin sueños.

 Son cosas que pasan.

 En varias décadas nadó en muchos cuerpos. Pretendió muchas ilusiones. Incluso guardó tesoros en su memoria de cosas bellas que sucedían con personas de verdad. Sandra lo hizo soñar un poco, Paulette lo llevó a sentir cosas que pensaba que no existían. Pero ese amor, el que revuelca las vidas, las desvía y las arrastra no había venido jamás.
Josef se quedó esperando encontrar alguien que lo dejara sin aire, lo doblegara de ilusiones.

 Muchas décadas pasaron.

 Un día, en un episodio de su vida que no viene al caso se encontró una foto. Sin autor, sin fecha. Una persona sonreía levemente y Josef cayó otra vez. Lo mismo aunque con 40 años en las costillas. Una vez mas aunque ya no había nadie cercano que lo convenciera de que solo era una foto, sin datos, sin autor. Quizás una foto tomada al azar, encontrada al azar. Amada al azar.


 Lo mejor, puede estar por llegar.

 No había mundo ni tierra ya para Josef por lo que decidió arrancar para donde fuera. Sin rumbo, sin planes ni fechas. Totalmente libre. No traicionó el amor de si para esta foto por nada del mundo. Solo mirarla cargaba la vida de peligrosas ilusiones. Madre no estaba para decirle que solo era una foto. Superficialmente se hablaba a si mismo que esa persona no debe existir, debe ser muy vieja, en todo caso, nunca iba a saber quien era.

 Muchas décadas pasaron.

Sin rumbo, sin casa, sin familia, sin Ítaca. Dando tumbos esta vez en aviones, aduanas, pasajes, visas. Al menos mejor que los que se hicieron a la mar cuando el se hizo a la tierra. Llegó a una casa y vió una foto. La robó.

Los amores de Josef no eran nada graciosos. Ni fáciles. Condenado a las imágenes inexistentes. Prometió dejar su corazón en aquella imagen. Y por primera vez una imagen habló. Josef no se lo cree. De vez en cuando escucha la voz de su madre diciendo que solo es arte, que solo es una imagen. De momento, su corazón es para la mujer de esta foto. No hace mas que mirarla, esta foto le habla, le mira, no hay nadie por suerte para convencerle de lo contrario.


Lo mejor, puede estar por llegar.