martes, 3 de noviembre de 2009

Josef comienza a volar (Capitulo 14)

Al cabo de un tiempo, a Josef le seguía pareciendo algo genial como su cerebro y su manera de pensar se iba adaptando a las situaciones que le rodeaban. Ya era capaz de entender el sentido del humor de personas que ni remotamente habían tenido la paz de la que Josef había disfrutado hasta hace unos meses. También era cuestión de alegría ver como iba despertando una habilidad resolutiva que ni por asomo se hubiera imaginado que existía, por ejemplo, hace unos días ni se imaginaba como era un vehiculo por dentro y ahora le era posible desmantelarlo y ensamblarlo si ningún tipo de ayuda. Podía ver una pieza y en su mente hacer la forma del recorte de metal necesario para hacerla, daba los golpes justos con el martillo y tanto era así que los demás chapistas del sitio se habían puesto de acuerdo para  dejarlo solo, ya que habían comprobado que se desempeñaba realmente bien. Josef era un chapista mas, lo único que lo diferenciaba con los otros era que Los demás consumían a toda hora del día incontables botellas de alcohol, ron o lo que apareciera que favoreciera un estado de embriaguez constante que los llevaba a un comportamiento típico que Josef pasó de no soportar a reírse con ellos. Desde luego que al cabo del Tiempo josef ya estaba mirando continuar su aprendizaje en otros sitios porque en este lugar había llegado muy rápido a un tope de conocimiento que le parecía fácil o al menos incompleto para la mente perfeccionista de su mundo distinto al de las demás personas.
Un día le preguntó a Fizz si podía hacer algún trabajo extra por ahí y este entre desconcertado y malhumorado le respondió que si quería hacer cosas extra que se las buscara el mismo, que bastante había hecho con enseñarle chapistería desconociendo que todo lo que Josef sabía lo había aprendido en una escuela y que al tener la posibilidad de ponerlo en practica no había hecho mas que superar con creces cualquier tipo de enseñanza primitiva de hombres que habían aprendido el oficio a base de ensayo y error. No obstante a la media hora Fizz regresó en su normal estado de alcoholismo crónico y le pidió disculpas, llorando a lagrima viva y contando una larga historia de desgracias, presidios, familias perdidas, traiciones de amigos y guerras entre hombres de difícil supervivencia a lo largo de su vida en lo que iba enseñándole a un Josef absorto toda una retahíla de cicatrices por el mismo orden y con la misma historia acompañada que hacía media hora como varias veces en cada día desde que se habían conocido.
-    Mira – dijo Fizz consumiendo un cigarro tan gastado que le quemaba la boca como si fuera lo mas importante de la vida en ese momento. Yo le estoy haciendo un carro a un medico ahí que me va a pagar 6 mil pesos, vamos conmigo los sábados y los domingos, matamos esa jugada y yo te doy parte del baro (dinero) porque de verdad lo tengo embarcado hace como seis meses y es que solo no lo puedo hacer pero tampoco puedo contar con estos borrachos – señaló al resto del grupo que daban cuenta de la tercera botella de ron de esa mañana.
Josef asintió, se animó al pensar que estaba dando un siguiente paso en su empeño por adaptarse a la tierra y esperó con ilusión ese fin de semana a ver como salían las cosas.