lunes, 27 de julio de 2009

Como mantener un barco de mas de 100 años

Este barco viene desde mis abuelos, Está hecho con plantilla (diseño) canario. Cuando estuve en Tenerife vi muchisimos que aun conservaban su estructura. Este barco está lleno de mis recuerdos, incluso desde antes de aprender a caminar ya navegaba en este pequeño héroe. A manera de agradecimiento aun se mantiene con cariño y sin recursos y se ve en esta secuencia como con medios artesanales se intenta subir a tierra para su reparación.

viernes, 24 de julio de 2009

Ultimas desde La Habana (El Hombre del catre)

Aun no se sabe a ciencia cierta porqué. No se tienen datos. Solo que un hombre puso una cama en medio del malecón habanero, una de las calles más transitadas y peligrosas de la Ciudad de La Habana, sin más. Cualquier aporte será bienvenido. Gracias Dunier (desde Cuba)








¿¿Será un segundo Pánfilo??

lunes, 13 de julio de 2009

Homenaje a las victimas de la masacre del remolcador 13 de marzo

La Masacre del 13 de Julio de 1994

1.- Los Hechos

Hundimiento del Remolcador “13 de MARZO”

El día 13 de julio de 1994 a las 3:00 a.m. aproximadamente, 68 personas de nacionalidad cubana que intentaban salir de la isla con dirección a los Estados Unidos se hicieron a la mar en un remolcador ("13 de Marzo", reparado en su totalidad y con un motor nuevo) al servicio de Fidencio Ramel Prieto, jefe de operaciones del puerto de La Habana y secretario del Partido Comunista de Cuba en aquel lugar, desde el puerto ubicado en la ciudad de La Habana. La embarcación utilizada para la huída pertenecía a la Empresa de Servicios Marítimos del Ministerio de Transportes.
Según testigos presenciales que sobrevivieron al naufragio, apenas zarpó el remolcador “13 de Marzo” del puerto cubano, comenzaron a ser perseguidos por dos barcos (Polargo 2 y Polargo3) de la misma empresa estatal. A unos 45 minutos del viaje, cuando se encontraba a siete millas de distancia de las costas cubanas - y luego de que trataron primeramente de acorralarlo en un lugar conocido como “La Poceta”-, otra embarcación (Polargo 5) perteneciente a la mencionada empresa se sumó. Iban equipadas con tanques y cañones de agua.
La embarcación de la empresa estatal cubana denominada “Polargo 2” bloqueó por delante al viejo remolcador “13 de Marzo”, mientras la otra embarcación denominada “Polargo 3” la embistió por detrás, partiéndole la popa. Las embarcaciones estatales se ubicaron en los lados laterales (Polargo 3 y Polargo 5) lanzándoles agua a presión -a todas las personas que se encontraban en la cubierta- mediante los cañones que poseían. La presión de los chorros es igual a 1500 Kg f por pulg. cuadrada y utilizaba agua salada extraída del mismo mar. Nunca terminaban los chorros.
El clamor de las mujeres y niños que se encontraban a bordo en la cubierta del remolcador “13 de marzo” no impidió que cesara el ataque. Dicha embarcación se hundió con un saldo de 37 personas muertas.
Muchas de las personas perecieron en el naufragio debido a que se vieron obligadas a refugiarse en el cuarto de máquinas por la alta presión de los chorros de agua que les lanzaban a todos los que se encontraban en la cubierta.
Lanchas guardafronteras se encontraban en la escena un poco alejados para que el hecho no tuviera matices militares, pero estaban allí contemplando el genocidio. Los sobrevivientes de la tragedia afirman que están vivos por un milagro, pues en el instante en que estaban a punto de morir, aparece un barco griego por las cercanías y al notar las lanchas guardafronteras que estaba viendo el hecho deciden finalmente prestar socorro. Estaban actuando al parecer con la idea de no dejar testigos. Gracias al barco griego hay 31 supervivientes.
Los sobrevivientes también afirman que los tripulantes de los tres barcos estatales (Polargo 2, 3, 5) no prestaron socorro a las víctimas. Regresaron a sus espigones vacíos. Una vez rescatados, los mismos fueron trasladados al puesto de guardacostas cubano de Jaimanitas, ubicado al oeste de La Habana. De allí, fueron trasladados al Centro de Detención de Villa Marista. Las mujeres y los niños fueron liberados y los hombres permanecieron detenidos.

Negativa del Estado cubano a recuperar los cadáveres de las víctimas

En los días posteriores al naufragio, familiares de las víctimas que perecieron ahogadas se dirigieron a las autoridades cubanas a fin de rescatar los cuerpos que se encontraban en el fondo del mar. La respuesta oficial fue que no contaban con buzos especializados para rescatar los cadáveres.
Las autoridades cubanas dicen que no contaban con medios de izaje para sacar a flote la embarcación y rescatar los muertos. El perito dijo a uno de los sobrevivientes (Jorge García Mas) que el remolcador 13 de Marzo estaba hundido en un punto a 3,5 km de profundidad, el sobreviviente le desplegó una Carta Náutica que llevaba consigo e increpó al perito a que buscara esa cota de profundidad en el mapa, cosa que no podía hallar porque la cota mayor en ese sitio el veril no rebasa los 800 metros. Jorge afirma que ellos tenían dos medios importantes para sacar el remolcador: La grúa Pablo Sandoval y la Magnun XII (capaces de izar embarcaciones gigantescas hundidas a mas de 1000 metros ) y que si esa fuera la razón, por qué no le entregaron el cadáver de su nieto que se ahogo en la superficie, o el cadáver de Fidencio Ramel que fue impactado por un chorro de agua y se ahoga en la superficie, por qué no le entregaron el cadáver de Rosa M. Alcalde a sus familiares, quien sirvió de sostén a muchos sobrevivientes que imaginaron que era una balsa porque ella flotaba.
La organización sin fines de lucro “Hermanos al Rescate” -que se dedica a rescatar a los balseros cubanos que intentan escapar de la isla- solicitó autorización al Gobierno cubano para sobrevolar el lugar de los hechos, a fin de ayudar a rescatar los cadáveres, pero la petición fue rechazada de inmediato. Ninguno de los cuerpos de los ahogados ha sido rescatado por las autoridades cubanas hasta la fecha, a pesar de que el hundimiento del barco remolcador “13 de Marzo” tuvo lugar en aguas territoriales cubanas.

2.- Las Víctimas
Niños desaparecidos:
1- Hellen Martínez Enríquez - 5 meses
2- Xicdy Rodríguez Fernández -2 años
3- Angel René Abreu Ruiz -3 años
4- José Carlos Nicle Anaya -3 años
5- Giselle Borges Alvarez -4 años
6- Caridad Leyva Tacoronte -5 años
7- Juan Mario Gutiérrez García -10 años
8- Yasser Perodín Almanza -11 años
9- Yousell Eugenio Pérez Tacoronte -11 años
10- Eliecer Suárez Plasencia -12 años

Jóvenes desaparecidos:

11- Mayulis Menéndez Tacoronte -17 años
12- Miladys Sanabria Cabrera -19 años
13 - Joel García Suárez -20 años
14- Odalys Muñoz García -21 años
15- Yaltamira Anaya Carrasco -22 años
16- Yuliana Enríquez Carrazana -22 años
17- Lissett María Alvarez Guerra -24 años
18- Jorge Gregorio Balmaseda Castillo -24 años
19- Ernesto Alfonso Loureiro -25 años
20- María Miralis Fernández Rodríguez -27 años
21- Jorge Arquímedes Levrígido Flores -28 años
22- Leonardo Notario Góngora -28 años
23- Pilar Almanza Romero -31 años
24- Rigoberto Feu González -31 años
25- Omar Rodríguez Suárez -33 años
26- Lázaro Enrique Borges Briel -34 años
27- Martha Caridad Tacoronte Vega -35 años
28- Julia Caridad Ruiz Blanco -35 años

Adultos desaparecidos
:
29- Eduardo Suárez Esquivel -38 años
30- Martha M.Carrasco Sanabria -45 años
31- Augusto Guillermo Guerra Martínez -45 años
32- Rosa María Alcal de Puig -47 años
33- Estrella Suárez Esquivel -48 años
34- Reynaldo Joaquín Marrero Alamo -48 años
35- Amado González Raíces -50 años
36- Fidencio Ramel Prieto Hernández -51 años
37- Manuel Cayol -50 años

TESTIMONIO DE UNA MADRE SOBREVIVIENTE AL HUNDIMIENTO DEL REMOLCADOR "13 DE MARZO"

El 13 de Julio de 1994, ocurrió la mundialmente conocida MASACRE DEL REMOLCADOR 13 DE MARZO frente a las costas cubanas por el régimen cubano. Ese día setenta y dos hombres, mujeres y niños abordaron este pequeño barco con el único propósito de escapar hacia los Estados Unidos. La embarcación fué perseguida por la guardia costera castrista durante unos 45 minutos. No fué hasta entonces que el gobierno cubano comenzó a embestir el barco cargado de refugiados indefensos hasta provocar su fatídico hundimiento. El testimonio de una madre sobreviviente a la tragedia: María Victoria García Suárez será vívidamente expuesto a continuación. Ese día, María Victoria perdió a su esposo, su hijo de 10 años, su hermano, tres tíos y dos primos. Su testimonio desgarrador revela lo que le sucedió a su hijito una vez que estaban en el agua.
María Victoria García Suárez. 30 años de edad. Madre sobreviviente que pierde a su hijo en el Remolcador 13 de Marzo.
Les confieso que aunque vivamos juntos, me resulta muy embarazoso conversar con mi hija sobre este asunto. Y no es porque se niegue a hablar, sino que ambos experimentamos sensaciones de dolor compartido que impiden una adecuada fluidéz en la charla.
Ella describe con mucha exactitud los momentos trágicos vividos y logra involucrarme como un protagonista más del suceso. Al final terminamos desgastados.
Desde el fatídico día hasta hoy, van dos veces que la entrevisto. Y siempre repite lo mismo, como para no dejar lugar a dudas sobre la veracidad de lo expuesto. Ahora añade mayor riqueza a sus argumentos.
Malli, como suele llamársele en la casa, no conoce el odio ni la violencia. Su niñez transcurre dentro de una atmósfera de amor y comprensión. Precisamente por la falta de ingredientes de crudeza en ella, se multiplica el impacto de esta amarga experiencia y le abre un enorme surco de dolor en su corazón.
Este conmovedor relato lo obtuve una tarde en una de las dos habitaciones de mi casa. Estaban presentes también, mi hijo Jorge Félix e Iván el sobrino.
"Con los matules al hombro cogimos la guagua. Mi grupo lo componen: Juan Mario mi hijo, Ernesto mi esposo, Joel mi hermano, Eddy y Estrella mis tíos, Eliecer y Omar mis primos, María Miralis y Xicdy esposa e hija de Omar. Además, Armando Morales Piloto amigo de Eddy, Julia Caridad y su hijo Angel René, y Yaltamira con José Carlos; se agregó Espiga. Dentro de la guagua ya venían Lázaro Borges (Felo) chofer y primo de mi papá, su esposa Lisset y la hija Giselle, y Guillermo el tío. Arrancamos sin saber a donde.
Diez o quince minutos después, paramos. Pensé en la policía y corrí la cortina de la ventanilla a un lado para ver. Estábamos en la rotonda de Cojimar recogiendo otro grupo. Eran bastante. Luego de saludarnos, continuamos.
Dejé abierta la cortina para curiosear. Ibamos por todo Via Blanca rumbo a la Habana hasta el Paso Superior. Al llegar al semáforo de Vía Blanca y Fábrica, en vez de doblar a la derecha para el puerto, continuamos recto y más adelante entramos en la Benéfica.
En el parqueo se apagó el motor; como esperando por alquien que no estaba pero me doy cuenta que hacíamos tiempo. Felo tenía puesto Radio Reloj por el altavoz.
No demoramos tanto, partimos enseguida. Dos policías nos saludaron a la salida. Bordeamos a patrullas hasta frente a la fábrica de cementos. Allí, doblamos a la izquierda en el Anillo y pronto llegamos al punto. El muelle queda un poco más allá de la planta de Tallapiedra, en la acera de enfrente.
Desperté al niño; estaba dormidito y nos bajamos. Alguno dejó olvidada una mochila en el piso. La recogí y entregué después. Felo mete la guagua en la rampa, la cierra y deja puestas las llaves en el chucho.
Entramos en el remolcador, uno tras otro y sin hacer bulla. Un hombre nos guía diciendo: Sujétense bien. Cuidado no resbalen. Aléjense del motor. Por la derecha; por la izquierda. Péguense a las paredes del casco.
El niño a mi lado no hallaba respuestas a sus inquietudes. Quedamos en ir a un Campismo y la realidad ante sus ojitos es otra. Por eso no se cansa de preguntar: "Mamá, a donde vamos?
Y yo le repito: a pasear... a pasear, entonces me empina la mirada de lado y hace shis, shis, como si friera huevos. No está conforme, refunfuña y repite: contrá... oyemé...
Subí a la cubierta bajo protesta de mi esposo cuando me lo pidieron.Abajo, él trató de sujetarme, pero le dije: sígueme y no lo hizo. Conmigo habían otras madres con sus hijos, éramos pocos allí.
Me acomodo por la parte de popa debajo del toldo que sirve de techo y nos sujetamos del palo que tiene la campanita arriba. El niño lo meto dentro de un corralito en la misma base del palo. Navegamos un rato y es cuando el niño me pregunta, mirando hacia atrás: Mamá, que es esa luz? Entonces yo miro y compruebo que otro barco nos sigue. Si mi hijo, es otro barco, le dije sin quitar mi vista de esa dirección.
El niño continúa insistiendo. Sacude sus manitas y los ojitos parecen desorbitárseles: Mamá, mamá, se acerca...!
Alguien desde alante avisa que somos perseguidos, y siento que vamos más deprisa pero los de atrás se nos adelantan. Comienzan a tirar chorros de agua y nos empujan duro por el costado. Trato de cubrir con mi cuerpo el del niño. Escucho los gritos de una mujer aterrorizada: Mi hijo..., mi hijo...!
Parece como si un chorro de esos le arranca el niño de entre los brazos.
Estábamos ahí mismitico donde atraca el Galeón. La gente en el Malecón lo vieron todo. No podía mirar bien de frente, porque las luces que alumbran encandila la vista.
Apuntan los chorros sobre mí y casi quedo desnuda. Parecían hincados de clavos sobre las espaldas y los muslos; pero el niño aunque estaba empapadito, no fué castigado. Me viraba de un lado para otro y le servía de escudo. Pobrecito!, apretado contra mi pecho me decía bajito: Ay mamita, que es ésto... Dios mío sálvanos...! Yo le daba aliento diciéndole que no tuviera miedo; que resistiera un poquito... que lo malo pasaba pronto. Pero seguían y seguían los chorros y los golpes.
Los que estaban cerca de mi huyeron de los ataques, algunos fueron lanzados brutalmente contra los hierros y maderas. Quedé sola con mi hijo aguantada del palo; temía moverme y ser lanzada también. No tuve más remedio que esperar que se cansaran o nos mataran.
Yo estaba de espaldas a la popa, y el niño me advierte: Cuidado mamá, viene pa'arriba de nosotros! trato de portegerme apretándome contra el niño y el palo. Aquello parecía un tiburón que venía a tragarnos. Llegó arriba de nosotros hasta que se monta encima y parte el barco por atrás. poco faltó para que me exprimiera contra el palo. El niño grita temblando y lloroso: Nos rendimos, nos rendimos...
Otro hombre llama: Jabao.. Jabao, déjanos ya... mira que hay mujeres y niños...
Y el asesino respondió burlón: Eso no era lo que ustedes querían? Ahí tienen, ahora arréglenselas como puedan o muéranse!
Nuestro barco se hundía y yo desesperada no hallaba que hacer. Cogí al niño y lo cargué. Pobrecito, rezaba, estaba como espantado. Se comía las uñitas y presentía lo malo.
El agua comenzó a subir, mejor dicho, nosotros a bajar. Le dije al niño: Papi, sal del corralito y encarámate sobre mí. Ahora abraza tus piernecitas por mi cintura y sujétate de mi cuello con tus bracitos... apriétame fuerte y no me sueltes... coge aire bastante y cierra tu boquita. Todo se lo fuí diciendo en la medida que la situación se iba agravando, y él obedece.
-Si mamá, fueron sus últimas palabras con una vocecita que casi no se oía. Poco a poco fuímos bajando hasta que el mar nos traga completos. No sé cuando bajé ni como subí. No se si morí o volví a vivir. Parece que moví rápido las piernas y salimos a flote por dos veces. El niño seguía abrazado como dormido. Entonces lo llamo: Joanmi, Joanmi, pero no me respondía. Había perdido todas sus fuerzas por el agua tragada, estaba como desmadejadito.
Me mantengo a flote moviendo rápido las piernas. Miro alrededor y me aguanto de un bulto flotante; parecía una balsa, pero era Rosa ya muerta. Recuerdo sus gritos de locura durante los ataques. Sigo aguantada de ella y pido auxilio; temía demorarme y que el niño se muriera. Otras personas a las que nada más se le veían las cabecitas, también gritaban. Y aquellos barcos que nos hundieron, daban vueltas formando un remolino; no podía mantenerme así por mucho tiempo. Entonces descubro una caja flotando con un grupo de personas encaramadas. Trato de alcanzarla con el niño a cuestas y empujando a Rosa. Me acerco a la distancia del brazo. Algunos me tienden los suyos para acortar el tramo; pero al soltarme de rosa para agarrarme de la gente, lo hago con tanta fuerza y desesperoque todos me vinieron encima. Entre éstos y los de atrás que me agarraban las piernas para salvarse también, se desprende el niño y se me vá. Grité desesperada: Cójanme al niño, auxilio se me ahoga!, pero nada, todo fué inútil. Se perdió ante mis ojos. y lo más triste, no tenía fuerzas para nadar solito, había tragado mucha agua.
Junto a otros, permanecí sujeta al borde de la caja. Los remolcadores retrocedían cuando alguno trataba de darle alcance buscando socorro. Por fin unas lanchas de Guardafronteras tiraron salvavidas amarrados a sogas.
Un día como hoy, siento una terrible verguenza ajena de ser cubano, y si lo que hay escrito en esta entrada tiene algo incierto por favor comentarlo con pruebas sensatas y honestas.