¡Qué hermosura! No soy adicta a la nostalgia y cuando paseo por mis dos paisajes vitales de hoy (Asturias y Madrid) siempre encuentro alimento para los ojos y el alma. Pero escondido en algún rincón pervive el recuerdo de la isla y su mar: sinfonía libre de sonidos y olores, peculiar forma en que la luz se entiende con el polvo en la isla donde nacimos. Gracias por este regalo.
¡Qué hermosura! No soy adicta a la nostalgia y cuando paseo por mis dos paisajes vitales de hoy (Asturias y Madrid) siempre encuentro alimento para los ojos y el alma. Pero escondido en algún rincón pervive el recuerdo de la isla y su mar: sinfonía libre de sonidos y olores, peculiar forma en que la luz se entiende con el polvo en la isla donde nacimos.
ResponderEliminarGracias por este regalo.