lunes, 1 de febrero de 2010

La Amistad no entiende


En Youtube se puede ver este video en HD real 1080.

Con siete años ya andábamos robándonos los botes de remos de los pescadores para largas aventuras por un río que nos parecía interminable. Tres, éramos al principio los bandoleros que inspirados en los libros de Mark Twain remábamos río arriba con nuestras escasas fuerzas mal alimentadas de pan y azúcar mirando con ojos conquistadores cada piedra milenaria del Almendares y aguzando el oído para descubrir pequeños manantiales entre sus selváticas orillas. El sonido de la pala del remo al salir y entrar repetidamente en el agua componía una suave y cadente melodía que amansaba los calores de las tardes silenciosas de los domingos de agosto, junto a los pájaros que no cesaban de cantar y sobrevolarnos. El calor era tan denso que casi se veía flotar el vapor por encima de las perdidas y muertas corrientes de un agua verde y contaminada que pujaba por mantener la vida a pesar del hombre. Era nuestro río, nuestro barrio, nuestro hogar.
Ni ese día ni en los que siguieron por años pensamos en el futuro. Había mucho por explorar en ese río para estar devanándose los sesos en cosas triviales como lo que podría ocurrir o la existencia humana. Los pequeños botecillos se balanceaban a la orilla con la misma preocupación que teníamos en aquel entonces. Había tanta tranquilidad. Quizás el mundo desde aquel momento se estaba cayendo a pedazos, pero en ese rinconcito de la tierra tres niños vagaban a lo Huckleberry Finn, soñando con ser piratas en medio de la decadencia de una ciudad prohibida y sitiada por unos pobladores uniformados y armados que estarían desde antes de nacer y quizás mucho mas de lo que se esperaba.
Nadie osó decirnos que unos años después yo me iría a España, Félix a Chile y Gabriel a un oscuro país sin nombre que se llama soledad y queda cerca de la calle línea por el barrio del Vedado.
Siempre que voy toco su puerta pero nunca está. Sale su madre que ya no me reconoce y me dice que anda por ahí. Un por ahí extenso, vacío y triste. Me vuelvo sobre mis pasos recordando tiempos divertidos, anécdotas curiosas como que Gaby cada vez que pasábamos por debajo del puente de hierro se colgaba de este para jugar a los piratas y nosotros seguíamos remando hasta que sus gritos nos hacían regresar, algunas veces a tiempo, otras tarde, con el consiguiente baño en el río y la risa de varios días. Robábamos hicacos en una casa de Miramar que el patio da al río y la hazaña consistía en subirnos al bote ya alejándose de la orilla porque unos fieros perros querían despedazarnos de rabia por nuestra asombrosa rapidez. Sonrío y nos veo corriendo y los perros detrás, los hicacos cayendo de nuestros bolsillos y ese salto que solo se ve en las películas y los recuerdos. Gabi era pequeñito, un negro gordo y pequeñito que sus pies apenas le daban para alcanzarnos, la mayoría de las veces también ya se había alejado demasiado el bote y caía al agua. A Gabi le pasaba todo.
Exploramos todo nuestro país del Vedado, entramos de noche a los pasadizos del túnel de línea, nos colamos en cuanto alcantarillado se quedara abierto, nos metíamos en todo patio que tuviera una mata de mangos, aunque no tuviera mangos porque era moral que hubiera una mata de mangos en la cual no hubiéramos subido y explorábamos el bosque de La Habana, el parque Almendares, los campos de tiro, los refugios de la puntilla, escalábamos el Sierra Maestra, nos colábamos en la casa abandonada de 5ta avenida, en la de 28 y 1ra, en los derrumbes, en las pequeñas cuevas.
Un día la policía la cogió con llevarse a la estación a todos los niños que se bañaran en el malecón, sentados dentro del carro patrullero el policía le preguntó a Gabi que si el era maricón. El escándalo de Gabi fue tal que nos soltaron entes de llegar a la unidad y nos libramos ese día.
Desde luego que otras madres le aconsejaban a la mía que no me dejara jugar ni mataperrear con ese niño raro “amanerado” Otro tanto de lo mismo recibieron las madres de los demás que después se fueron sumando a la pandilla. Manuel, quien lleva mas de veinte años preso, Reinol “Hongo mongo” (En USA) que recibía continuas golpizas tumultuarias por lo pesado que era, Hiscler (En Guatemala), Hebert (En USA), Félix (El de Chile) y yo. Éramos una pandilla sin líder y aseguro que de todos quizás yo era el más tranquilo y miedoso de cuanta empresa irresponsable y sórdida se nos ocurriese.
A los 21 años más o menos nos reúne Gabi en su casa con una cara muy seria. Acostumbrábamos a juntarnos para oír música y contar las barbaridades de nuestra niñez. En medio del silencio Gabi con voz tenebrosa nos habla mirándonos a todos.
- Caballeros…………… Yo soy gay………..
Reventó de pronto una risa estruendosa al unísono de todos los de la pandilla, Gabi frunció el ceño y comenzó a rozar con la rabia.
- Claro que eres gay Gabi, desde siempre. ¿A que viene eso ahora?
El negro se fue hinchando y sus saltones ojos se enrojecieron que daban miedo.
- ¿Entonces ustedes lo sabían? ¡Partía de cabrones hijos deputa! ¡Y yo aquí una pila de años haciéndome el macho!
- ¡Pero Gabi! ¡¡No nos jodas ahora con eso!! Tú eres un tronco de maricón desde que eras niño compadre. ¿A que viene esto ahora?
- ¿Y ustedes los sabían? – No cesaba de repetir casi con lagrimas en los ojos – Yo pensaba que el día que ustedes lo supieran ya no íbamos a ser mas amigos.
Nos abrazamos entre todos como un bravío equipo de futbol, riendo a carcajadas y Gabi llorando. Nadie le explicó que la amistad es algo irrompible cuando es de verdad, que un hombre de verdad era un buen amigo como el, sin importar su condición sexual, raza o credo. Tampoco nadie nos lo explicó a nosotros pero venía en nuestras mentes por defecto.  Y por eso Félix el que vive en Chile, Hebert el que vive en USA, Hiscler el que vive en Guatemala, Reinol el que vive en USA y este servidor el que vive en España lo vamos a ver además de Manuel, cada muchos años cuando le dan un pase de esa prisión perpetua que no sabemos ni nunca hemos preguntado porque está.
Y ahí está Gabi. En la republica de la calle Línea y F en el Vedado. En un cuartito que si estornudas te puedes dar con las paredes, pero es difícil dar con el. Al ser negro, bajito, calvo, gay y con voz de pito además de su peligrosa rebeldía nunca ha conseguido un buen trabajo ni nadie fuera de nosotros, sus hermanos de siempre, lo han apreciado tanto. Cuenta con brillo en los ojos sus momentos de gloria cuando una vez lo contrataron para hacer de Bola de Nieve en una película que nunca se ha visto. Cuenta una escena en la que el está tocando en un piano que se hunde en el mar. Nadie sabe si es su sueño o si a través de sus verbos despedazados nos cuenta la verdadera historia de lo que es su vida. Iré a verlo en cuanto pueda, la amistad por suerte, la verdadera amistad de corazón, no entiende de razas, credos, sexos ni políticas.

8 comentarios:

  1. Bonito y conmovedor canto a la amistad auténtica. Sin prejuicios, sin barreras...

    Un cordial saludo, Yoyi

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  2. muy bueno,yoyi..has reflejado en este relato el significado de la amistad....sin prejuicios...un abrazo....

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  3. El Eslabon Perdido6 de febrero de 2010, 5:47

    Otra vez Yoyi felicidades por traerme recuerdos de mi niñez y mi juventud, de mi querido barrio, te decia en otro de mis comentarios, que la casona misteriosa de linea (5ta Ave) Eusebio Leal la cogio y la 'restauro' completa, perdiendo asi su elegante belleza de casa abandonada, y el parque Almendares lo llaman ahora Metropolitano. Me parece estar alli en ese paseo, conozco cada palmo de ese lugar, tambien 'mataperreaba' por alli. Sabes aunque busque esta vez, cuando fui a Cuba,la situacion exacta del bote hundido de tu abuelo, no logro situarme bien donde es?. Es que el Puente de Hierro me da escalofrios, pararme ahi para mirar abajo.Uff!
    Que suerte que te quede ese amigo bueno en Cuba. Yo ya no tengo amigos de la infancia alli.
    Bueno gracias y sigue deleitandonos con el Vedado.
    Saludos
    Alex

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  4. Ahora mismo voy a hacer un mapa con la situación exacta y lo subo

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  5. El Eslabon Perdido7 de febrero de 2010, 11:24

    Gracias Yoyin, muy amable por el mapa.

    A ver si me ubico, si bajo por todo 26, paso la torre del cocinero y doblo pal'puente de hierro, en ese costado abajo de la derecha esta ese gran barco? al inicio del puente esta? Pero lo cubre el agua completamente? Si? Porque por mas que he mirado y buscado, no se ve ni un mastil, nada...seguramente miraba al lado equivocado.
    Que triste esta historia!

    Alex

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  6. Parado en la parte de miramar del puente de hierro esta al sur del puente, donde se acaban los muelles de la base del inder (Dionisio San Roman)y comienza los talleres de embarcaciones de turismo, en el limite entre los dos centros de trabajo, en la costa del rio de miramar, al sur del puente, hace unos años se le veia el mastil pero un ciclon se lo partio con un barco que se fue a la deriva, esta exactamante marcado en el mapa. Nunca lo saque porque un sujeto llamado Rafael del club de buceo barracuda se apropió mediante chanchullos de los papeles y no quiso cedermelos bajo ningun concepto prefiriendo que el barco siguiera hundido.

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  7. El Eslabon Perdido8 de febrero de 2010, 2:44

    Como todo en Cuba. El egoismo y la ignorancia hacen olas!
    Ya me ubico Yoyin. Gracias! Aunque soy surda a la navegacion...
    En el futuro cuando Cuba sea libre(espero no ser tan vieja para entonces o espero estar todavia en este mundo) avisame si vas a sacar tu barco de alli, claro si no te causa dolor en el alma. Quiero estar alli con todos ustedes para vivir ese gran momento! Animo y esperanzas amigo, es lo ultimo que perdemos.

    Mis saludos
    Alex

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  8. Yoyi, me emocionas siempre... aunque deje tan pocos comentarios... sorry! Soy una náufraga bastante neurótica, por eso desaparezco y aparezco, pasando de Internet a la vida, sí, pero también largos períodos en el "plano astral". ;)
    Esta historia me hizo recordar, reír,y se me aguaron los ojitos también.
    Compadre, qué privilegio tan luminoso haber vivido nuestra infancia y juventud en las distintas "repúblicas" de aquella habana!
    Abrazo desde la islita y desde una ciudad, donde, por suerte, hay mar tambien.

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