viernes, 2 de mayo de 2014

Josef y Dos Metros (Tercera parte) cap 193

Dos Metros como de costumbre venía bajando la loma de la calle 24 entre 13 y 11 con un tumbao que se reconocía  a la legua. Esta vez venía acompañado. Al llegar presentó con gran orgullo a su mujer, una negra tan linda que parecía modelo, vestía elegantemente ese tipo de ropa que algunos llamaban hippie a lo Janis Joplin, con un corte de pelo muy bajito a lo espendru y sonreía a todos, asombrada que fuera verdad que Jesús Dos Metros se ganara la vida trabajando para algo. Dos Metros le enseñaba con orgullo los carros que ya habían comprado y cómo el estaba aprendiendo a hacer tapicería y algo de electricidad. Mas tarde, ella se fue a casa y dos metros quedó listo para otra incursión de compra de carros con una alegría desbordante y saltarina. Parecía un muchacho de 13 años que comenzaba las vacaciones escolares ese día.

Se subieron como cada semana al Buick convertible y arrancaron a algún lugar de la lista que había traído Dos Metros hacía unos meses en su extensa caminata por toda La Habana. Los momentos de ir paseando por la ciudad en un convertible eran inolvidables. La Habana siempre se presta para la fotogenia y la admiración. Por muy destrozadas que estuvieran sus calles, siempre había algo que mirar, que comentar. Era como estar viendo a los lados del antiguo carro, una película de ficción metida en varias épocas a la vez. Este viaje era siempre inolvidable y cuando se apagaba el motor del carro llegado a su fin, se notaban las caras tristes.

Buick Special 1952
Jesus miraba el carro por dentro como si nunca hubiera visto o montado en uno. Tocaba cada botón y sonreía a cada detalle, después miró a Josef y sin dejar de tocar cada cosa preguntó.
- ¿Desde cuando tienes este carro?
- Desde siempre.. bueno, desde el 90 mas o menos, es el único que no he podido vender por todos los defectos que tiene.
-¿Que defectos tiene?
- Gasta mucho, tiene un motor ocho en línea, bastante raro, además que hace como 4 kilómetros por litro, si no lo aceleras mucho, no tiene techo y no se hacérselo y ya sabes lo de los papeles.
Lo de los papeles se refería a que el dueño de ese carro había fallecido, Josef se lo había comprado muy barato a una tercera persona y el hijo del dueño fallecido pretendía recuperar el carro de su difunto padre por las malas aunque este lo hubiera vendido en vida. Josef compró otro carro igual pero en tan malas condiciones que solo servían los papeles y la chapa y con eso había cambiado la identidad de ese carro, pero esto es parte de otra historia.
-¿Y si lo cambias por uno que puedas vender?
-¿Quien va a querer este carro Jesus? Fíjate que por cada vuelta que damos nos gastamos como 20 litros de gasolina.
-¿Pero no se le rompe nada nunca verdad? ¿A que te lo negocio por otro carro!
- No, eso es imposible. Eso si, nunca falla. Lo arreglé meticulosamente todo, de tanto tiempo que llevo con el y es el carro mas confiable que he visto jamás. Todo le funciona, luces, frenos perfectos todo. Pero se que nadie va a querer este carro...
-¡Para ahí! Gritó Jesús y Josef se detuvo pensando en un posible accidente. Jesús Dos metros salió casi con el carro andando y se dirigió a la acera de enfrente, por donde iban, por la calle 24 entre 25 y 27. Ahí había un sujeto con un carro con el capó abierto, lleno de grasa y pedazos de cables en las manos. Dos metros se acercó como un ciclón gesticulando y hablando con la persona dueña del carro averiado como si lo conociera de toda la vida.

- ¡Compadre! ¡Cada vez que paso por aquí te veo con el capó abierto y cacharreando esta bactavia! ¡Que le pasa a tu carro siempre asere?
El dueño miró a Jesús con una mirada compasiva como si hubiera estado esperando por años a alguien a quien confesarse. En pocos segundos se convirtió en un mar de palabras desesperadas.
- ¡Compadre este carro es una mierda! ¡cuando no es una cosa es otra! ¡me tiene loco! ¡me he gastado mas de diez mil pesos en mecánicos!¡Nadie me arregla esto! ¡Ahora me cogieron candela los cables! ¡me tiene hasta el culo este carro, me tiene jodido, mi mujer me va a botar, no hay vez que salgamos que no nos deje botados cojones!! ¡Ya no se si darle candela o que! ¡ahora mira esto! - Le mostraba los cables quemados y cortados agitándolos en las manos como si fuera un crimen de guerra y dos metros fuera el responsable. Josef observaba curioso desde la otra acera y se preguntaba que estaría haciendo dos metros.

- ¡Ustedes son mecánicos? pregunto el desesperado dueño que ya se había presentado como David.
- ¡Si! - contestó Jesús con determinación como si estuviera haciendo un exorcismo, David le agarró de la camisa.
- ¡Arréglenme este carro coño! ¡yo tengo dinero! ¡pero que no se me rompa mas cojones!
Josef seguía observando la rara escena en silencio. Cada vez le extrañaba mas el rumbo que tomaban las cosas. Dos metros sabía de sobra que ellos no le arreglaban carros a nadie porque tenían a la policía y los inspectores encima queriéndoles sacar dinero en sobornos y la defensa de Josef era que arreglaba su propios carros, no los de nadie. Estaba a punto de decirle a Jesús que cortara ese performance, que podía perjudicarlos si David se declaraba cliente o iba a su casa a buscar algún servicio de mecánica.

Hubo un silencio raro. La cara solidaria y triste de Dos metros se fue tornando suavemente en una sonrisa. David se quedó atónito mirándolo sin saber que mas decir en su ayuda. Jesús levantó un dedo hacia arriba y dijo con voz ya calmada.
- ¡No te arreglamos ese carro, te ofrecemos algo mejor!- Señaló al buick que estaba en la otra acera con Josef esperando- Te lo cambiamos por un carro impecable que nunca se rompe- Gritaba cada vez más como para ser oído en la distancia-  y que todo le funciona a la perfección, restaurado a mano por Josef que aquí todo el mundo lo conoce que es el mejor mecánico y por eso no trabaja para nadie, porque nadie puede pagar su trabajo, ¡¡solo trabaja para si mismo!!
David asentía a todo pero no sabía ni quien era Josef ni nada de nada, eso si, tiró los cables y las herramientas al piso y cruzó la calle corriendo a ver el buick. Se asomó adentro como un niño en una vidriera de juguetes y pregunto a Josef casi con los ojos aguados.
-¿Verdad que funciona y no se rompe?
Josef se bajó sin decir palabra alguna y le dio la llave a David. Este se sentó dentro y sin preocuparle dejar su carro abierto con todas sus herramientas y pertenencias a unos extraños arrancó con el buick, dobló la esquina y su cara se iba tornando de felicidad. Josef se paró enfrente con Jesus Dos metros.
- Negrón! si esto funciona partiste el bate! pero hay que decirle lo que gasta ese carro.
- No hay que decirle ná- contestó dos metros orgulloso de controlar la situación - todos los almendrones gastan, que mas da un poco menos o un poco mas. Lo que el hombre quiere es que no se le rompa y sabes que eso no va a suceder ni aunque lo quiera romper a propósito y este DODGE lo podemos vender enseguida.

Dodge 1948
Josef se calló la boca. Se alegró por el día en que conoció a dos metros. Era bueno, era bueno en todo lo que se ponía a hacer. Nunca le preguntó porque estuvo preso tanto tiempo y eso fue un mito para siempre. Pero era honesto y sabía hacer cualquier trabajo que se propusiera. Josef estaba orgulloso del desahuciado por la sociedad Jesús conocido por dos metros.

Al rato volvió David con el buick ¡ Me quedo con el! dame los papeles y llévate el cacharro coñoesumadre ese para siempre. Cambiaron las pertenencias y documentaciones de los carros. Josef hizo dos o tres conexiones eléctricas en el DODGE suficientes para que arrancara. Al alejarse, en la esquina Josef y Jesús arrancaron a gritar y reír explosivamente.
-¡¡Viste!!- decía Jesús celebrando haber ganado una apuesta que nunca existió
Volvieron a casa. Esta vez habían pescado negocio sin ir  a muchos kilómetros. El dodge estaba listo para la venta en poco tiempo por 1700 dólares. Su "pequeño" motor de 6 cilindros superaba en economía al bestial ocho en linea del Buick y los papeles estaban en regla real. Josef le regaló a Jesus 300 dólares, además de lo que le pagaba habitualmente. Eso si, a cada rato pensaba seriamente que se había ido para siempre su primer carro. Aquel carro que había comprado cuando aun no sabía de mecánica ni chapistería. Aquel carro que compró hecho piezas para impresionar a Sandra, aquel amor de su vida que ya no existía pero que lo había hecho salir de su vida acuática de pescador y hombre anfibio. Josef sintió como se iban las cosas, como dejaban cambios para siempre pero se iban, seguían su camino. -Hora de seguir adelante- Se dijo a si mismo y cogió sus herramientas a ver que le deparaba hoy la vida terrestre en la que ya se estaba adaptando.


Interior DODGE 1948

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