lunes, 23 de octubre de 2006

Dias de LLuvia.




Hoy me he levantado entre la lluvia. Madrid lleva muchos días con el cielo completamente cerrado, es bueno porque había sequía. He bajado a por el carro para irme a trabajar y me he dado cuenta que me lo han robado. Suele pasar en Madrid y en todas partes del mundo. Estoy tranquilo, era un flamante crhysler voyager monovolumen. Cuando lo empecé a contar a los amigos, me deprimí mucho. Claro, los amigos me quieren y se lamentan de esto. Cogí la guagua para ir a la estación de policía mas cercana a hacer la denuncia. La guagua estaba llena de ancianos. Ellos no tienen prisas, el resto de Madrid se va a todas partes en metro. Iba pensando en el trabajo que me tocaría ahora para llegar a casa porque suelo salir a las once y media del trabajo cuando alguien en la guagua le pidió al conductor que le bajara la rampa. Era una chica joven en una silla de ruedas. El autobús bajó como cuando un animal gigante se sienta y salió por la puerta para fuera una plataforma que le permitió a esta mujer en su silla bajarse casi como un tobogán, ella dió las gracias y la gente siguió su vida como si nada. Dentro de mi me preguntaba que hacia esa chica en esa silla de ruedas con la lluvia que estaba cayendo ¿adonde iría? ¿A trabajar?
No cesaba de llover y hacía frío. Nunca había visto la rampa que traen estas guaguas, claro, como las uso. Empecé a caminar por Ventas, que es la plaza de toros principal de Madrid, cerca de ahí esta la estación de policía., miré hacia arriba. Las gotas iban cayendo como si fuera una nave que atravesara estrellas a toda velocidad. Algunas me daban de lleno en los ojos y su frío era muy agradable. En el Sahara habrá un calor del demonio, pensé. Ya en la comisaría como le dicen aquí me tocó esperar dos horas casi. Hoy no voy a trabajar, entre ruidos de sirenas y radios de carros patrullas y la gente cada uno con su queja me fui lejos dentro de mi mismo. Me puse a analizar que no tenia yo suerte con los carros ni con casi nada material, no es que me quejara pero me vino a la mente pocos días antes de venir a España que mi único capital era mi carro y ya lo iba a vender en esa época para pagarme el pasaje. Esa noche llovía mucho también en el solar de 17 entre f y g en el vedado donde estaba yo pernoctando cuando vino un sereno y me dijo que a mi carro le había caído un árbol encima.
Al otro día venían a comprarlo, Salí, bajo la lluvia rica y calida de cuba y entre las penumbras del amanecer vi mi carro casi partido en dos por un enorme pino y con las ruedas reventadas, la gente al igual que aquí me dio el pésame... En cuba duele más, pienso yo, que se te rompa algo. Un televisor, el refrigerador, los zapatos…en cuba, duele mas... Me repetía a mi mismo mirando el tráfico tupido y alocado de Madrid. Esa noche, viendo el carro aplastado cuando le arranqué el motor y le di tres tirones para que el pino se cayera a la calle, ya unos vecinos a machete lo hacían leña y lo quitaban de mi camino, poco después con la zenith en mano le hice unas fotos mientras me ahogaba en un ataque de risa, tenía que burlarme ,de mi y de dios, esos que juegan contigo allá arriba que en teoría te ponen pruebas y no hacen mas que joder y hacerte la vida difícil, me di el grandísimo lujo de reírme de ellos en su cara mirando al cielo bajo la lluvia me reí y me reí hasta que me tomaron por loco. Al otro día cuando llegó el comprador y lo vio así me dijo que me daba por él, un televisor en colores. Que era lo único que podía hacer por mí. Yo le dije que no, que así en ese estado no negociaba el carro y que lo arreglaría, un par de meses tardé en hacerle toda la parte de atrás y un pedazo del techo con chapas de galvanizado, por suerte en cuba yo era chapista y mecánico y me busqué la vida con lo que tenía. El carro quedó mejor, ahora era ranchera, pisicorre, cinco puertas o como quiera que le digan, al no poder conseguir el cristal de atrás lo volví largo completo el techo como un carro de muertos además fijándome en una foto de la época y haciéndole las mismas curvas que llevaba el modelo de ese tipo.
Después lo vendí, más caro y me sirvió para venirme a España y para dejarle algún dinerito a mi madre.
Ahora me estoy riendo aquí en la comisaría de policía –color verde metalizado, matricula M-3506-TH ¿algo más? No, ya eso es todo, si lo encontramos se lo comunicamos. Para colmo en el ordenador del policía que me está tomando la denuncia esta puesta la música del chacarrón, vaya mierda rara de música balbuceando unos sonidos raros que no quieren decir nada, pero me sacan la risa, que quieren que haga, me rompo a reír otra vez, y a reír y a reír y el policía ¿pasa algo? No, nada es que me da risa, se miran entre ellos -este es gilipollas- pensarán y yo no paro de reírme, hay que reírse si se oye el chacarrón en Madrid en una estación de policía haciendo la denuncia que te han robado la única mierda de valor que tenias en estos años. Salí a la calle, me sequé las lágrimas… chacarrón chacarrón, risas otra vez. Esta lloviendo en Madrid y hace un frío genial.

3 comentarios:

  1. Wow, yoyi. Que lastima estar tan lejos. Me hubiera ido contigo a la estación y nos hubiéramos reído juntos, hubiera tratado de hacerte chistes y contarte cuentos tétricos para que te sintieras mejor. Un abrazo bien fuerte.

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  2. M´ijo, lo tuyo es mucho con los carros...y el absurdo.
    Ya sabes cuánto hubiera querido estar cerca también esta vez.
    Por suerte te sigues riendo.
    Un beso y siempre te quiero.
    Mucho.
    Estoy sin correo en casa.
    A.

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  3. del carajo esa mierda del chacarron hasta yo me hubiera reido asere,candela.
    tremenda historia

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